Mientras llegan las vacaciones de verano, la mejor forma de sobrellevar el calor de la gran ciudad es hacer escapadas cortas a la costa. En esta ocasión elegimos Sitges. Yo no había estado nunca, y tenía muchas ganas de conocer esta zona. He de reconocer que tenía un poco idealizado este pueblo, por el tema de ser uno de los popularmente conocidos como paraísos de turismo gay, y no me defraudó, pero hay mucho más aparte de eso. En realidad, ya me conocéis, con que tenga mar ya casi seguro que me va a encantar. Está todo pensado para nosotros, tiendas, hoteles, playa queer, bares, locales… no falta nada que no haya en las grandes ciudades. Además, puedes perderte por las calles del casco antiguo, muy bien conservado, visitar la Iglesia de San Bartolomé, patrón del pueblo, o el Museo Romántico. Son pocos días, y dedicamos gran parte del tiempo a estar en la playa, como sabéis me gustan las playas naturistas y naturales alejadas de la urbe, nos recomendaron la popular playa del hombre muerto donde hicimos la mayoría de las fotos, vestido y con bañador, aunque la playa es nudista. Luego me quité la ropa lógicamente. Por último, quería resaltar, dentro de la amplia oferta hotelera, los antiguos palacetes de indianos reconvertidos en pequeños hoteles de lujo dirigidos a un público más exigente.
Photograped by Juan Gámez, Jeffrey Herrero & edited by Jeffrey Herrero